Mantenimiento de tu coche-Publicado 01/03/2023-Actualizado 19/06/2023

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El filtro de partículas del coche (FAP): uso y mantenimiento

Es probable que ya te hayas topado con el término FAP al leer el manual técnico de tu vehículo. A veces aparece en denominaciones como «1.6 e-HDI 115 FAP», que especifican el tipo de motor. Estas tres letras son, en realidad, un acrónimo que significa filtro de partículas. ¿Qué es el filtro de partículas de un coche? ¿Para qué sirve? ¿En qué consiste su mantenimiento? A continuación, respondemos a todas tus preguntas sobre esta pieza esencial del automóvil.

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¿Qué es un filtro de partículas?

El filtro de partículas es un sistema de filtración específico diseñado para retener partículas finas que pueden ser peligrosas para la salud humana. Se encuentra a la salida del motor, en el conducto de escape, junto al catalizador. El objetivo del FAP de un coche es capturar las partículas producidas por el motor en forma de hollín que se adhieren a las paredes durante la fase de recogida y se eliminan durante la fase de regeneración.

Los primeros filtros de partículas se inventaron ya en 1985 para cumplir las normas de emisiones estadounidenses, más estrictas que las europeas de aquel entonces. Olvidada durante diez años, esta tecnología se reutilizó a mediados de los años noventa para el motor del nuevo 607 y, posteriormente, para otros vehículos Peugeot.

En España, los filtros de partículas son obligatorios en todos los motores diésel nuevos desde 2009. Ahora se utilizan incluso en vehículos de gasolina, que también producen partículas finas debido a su sistema de inyección directa de combustible. Se trata de una pieza que se puede encontrar en muchos vehículos, desde el Peugeot 2008 hasta el Opel Corsa.

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Las partículas finas y su peligrosidad

Estas partículas, cuyo tamaño oscila entre 10 y un micrómetro (nm), pueden suponer un riesgo para la salud humana. De hecho, hay estudios que han demostrado que pueden provocar enfermedades cardiovasculares y problemas pulmonares; entre ellos cáncer de pulmón, así como enfermedades cardiacas. La exposición regular a partículas finas y ultrafinas, incluso a dosis inferiores al umbral de la OMS de 10 μg/m3, puede ser causa de mortalidad excesiva.

Las partículas finas pueden ser de origen natural o humano. Los incendios forestales, la erosión del suelo y las erupciones volcánicas son responsables de su presencia natural en la atmósfera. Sin embargo, la mayoría de las partículas a las que nos enfrentamos en nuestra vida cotidiana proceden de actividades humanas, como fumar, cocinar en barbacoas o fogones de gas, o encender la calefacción. Los motores diésel de los automóviles también son responsables de una cantidad significativa de partículas finas. Para poder limitarlas, el mantenimiento adecuado de los filtros de partículas de los vehículos sigue siendo esencial.

¿Cómo funciona un filtro de partículas?

Un filtro de partículas funciona en dos fases: la primera recoge las partículas y la segunda las elimina.

Los gases de escape producidos de forma natural por el motor pasan a través del FAP, que retiene las partículas finas. A continuación, estas partículas se depositan en forma de capa de hollín en las paredes. Cuando esta capa es muy gruesa, puede reducir el rendimiento del motor y aumentar el consumo de combustible. Por lo tanto, es necesario limpiar el filtro con regularidad. Esta operación se denomina ciclo de regeneración y está diseñado para eliminar todos los depósitos de partículas de hollín.

El filtro de partículas está controlado electrónicamente, lo que significa que el ordenador, el verdadero cerebro de tu coche, define el ritmo de mantenimiento en función de parámetros como la frecuencia de uso o su velocidad media. Estos diferentes elementos son recogidos por sensores de temperatura y presión. Midiendo la temperatura en la entrada y la salida del dispositivo, el controlador central del vehículo o ECU (Engine Control Unit) puede determinar si el filtro necesita una regeneración. Si la presión es demasiado alta, el ECU pondrá el dispositivo en modo de seguridad. No se permitirá que se inicie el ciclo de regeneración para evitar cualquier riesgo de quemaduras.

Si la presión es buena y la temperatura lo suficientemente alta, el ECU iniciará una regeneración. El proceso en sí depende del tipo de vehículo y de su fabricante. En algunos modelos, la potencia de las bujías de incandescencia provoca que aumente la temperatura en el interior del FAP para quemar los depósitos de carbonilla. En otros, un inyector rocía gasóleo sin quemar o aditivos en el tubo de escape para elevar la temperatura y, del mismo modo, quemar la carbonilla.

El estado del FAP de un coche se comprueba durante la inspección técnica. También puedes pedir a tu taller que le eche un vistazo cuando lleves el coche a revisión.

Principales averías del filtro de partículas

Para que el FAP de un coche esté en perfectas condiciones y funcione a pleno rendimiento, debe poder regenerarse con regularidad. Para ello, todos los componentes del sistema de escape han de estar en buen estado. En general, un buen mantenimiento regular de tu coche te ahorrará muchos problemas.

El principal riesgo de avería en los filtros de partículas es la obstrucción de las paredes. Para que la regeneración se produzca de forma segura, debe existir una capa normal de acumulación de carbonilla que no genere una presión excesiva. Si la presión es demasiado alta, impedirá que se inicie la fase de regeneración. Entonces será necesario limpiar el filtro de partículas externamente en tu taller más cercano.

Conviene saber que, en algunos tipos de vehículos, la regeneración solo se inicia cuando el motor funciona a gran velocidad, por ejemplo, circulando en autopista. Si únicamente conduces por ciudad, esta fase de limpieza no podría iniciarse y el FAP de tu vehículo acabaría obstruyéndose.

Si ves que la luz FAP está encendida, no esperes demasiado para ir al taller. Si el filtro sigue atascándose, terminará por obstruirse por completo. Esto se conoce como «atasco». En este caso, el FAP no podría limpiarse y tendría que sustituirse por uno nuevo. Esta delicada operación puede costarte entre 600 y 1000 euros. Asimismo, la retirada de un filtro de partículas puede dar lugar a una multa y a la incautación del vehículo.

Los talleres Stellantis están a tu disposición para cualquier reparación del filtro de partículas de tu coche, así como para pequeños trabajos de mantenimiento, como revisiones o cambios de aceite.

Preguntas frecuentes

El testigo FAP se enciende cuando el filtro de partículas está obstruido con depósitos de carbonilla. Es necesario acudir cuanto antes a un taller para limpiarlo y evitar un aumento de las emisiones contaminantes de tu vehículo.

El precio de un FAP puede oscilar entre 200 y 800 euros de promedio, según el modelo en cuestión. No obstante, también hay que asumir los costes de mano de obra. Por término medio, un cambio de FAP te costará unos 730 euros.

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